LA DANZA EXTRATERRITORIAL DE LAS CHIWIÑAS EN EL ALTO

Vania Calle [1]

Contrastes cromáticos en rojo, azul, naranja, celeste, verde, rosado y más, se desplazan en espacios intersticiales, entre aceras, calzadas y vías, sin un orden aparente o fijo, fluctúan entre vaivenes al son del viento y con distintos giros aleatorios en una danza que emerge y coexiste con la narrativa del encuentro, el cual es finito, desaparece cual código de maquina binaria se reduce a 0, su forma compacta permite que sus piezas se desensamblen, para volverse fragmentos que se acomodan al carguío de cada caserito (a).

Foto: Vania Calle – El Alto, foto capturada el 15 de enero de 2023.

Así son las chiwiñas, quizá entre los muchos artefactos que se hayan inventado este sea el de mayor uso en las calles, por un lado, su presencia repetida y consecuente caracteriza al concepto socioespacial de feria, en una calle vendrían siendo puntos de venta como oasis en medio del desierto. Por su sentido unitario y cultural, son socioespacios extraterritoriales, porque en su interior rigen leyes transmutadas en decisiones y comportamientos acordes al tipo de mercancía que se oferta; por ejemplo y en algunos casos donde se venden frutas y verduras rige la oferta de “casar” ciertos productos para un mejor ingreso económico, donde se venden productos para rituales y plantas medicinales, siempre va acompañado de algún buen concejo por parte de la caserita o caserito, donde se oferta CDs siempre hay alguna música que acompaña el transitar de cada peatón, donde se vende comida la dinámica se distingue por su interacción mutualista, entre comensales y vendedoras (es), se hacen contactos en algunas ocasiones y se refuerzan los lazos sociales. En todos los casos es permitido pedir ¡yapa! y en la mayoría de los casos se escucha la frase ¡rebájame pues casera (o)!

Foto: Patricio Crooker 2020. El Alto Senkata.

Su extraterritorialidad también puede significar el estar “afuera” o “adentro”, es un refugio virtual, un lugar donde uno podría sentirse seguro, sobre todo por la noche cuando cada chiwiña enciende su luz, esto genera de cierta forma una frontera entre la calle y su interior, que, aunque no tenga una malla envolvente visible, distingue lo público de lo privado.

Fuente: Vania Calle 2024 (imagen creada con la ayuda de MidJourney). La ruta de las chiwiñas .

En El Alto, las chiwiñas, son creativas, de colores, tamaños, soportes y formas que alternan el pasado, presente, futuro e intenso, porque también se convierten en la “casa” de quien la cuida, se hacen tareas, se almuerza y se tejen historias entre risas, frio y vientos, en su interior se cuidan niños y se ejercen maternidades y paternidades, las chiwiñas son ese abrigo que surge de una o varias necesidades y se dibujan como conjuntos que terraforman el paisaje andino y alteño.

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[1] Sariri del tiempo espacio, arquitecta y miembro del Archivo Comunitario de El Alto.